Lo que prevalece, textiles éticos en Ecuador.

 

Mientras investigamos sobre materias primas notamos que dentro de la oferta comercial existía un vacío sobre la posibilidad de adquirir textiles con atributos más allá de la materia prima, sino que también por su relevancia cultural. 

Se trata de lo que ya existe; aquellas técnicas, fibras, tratamientos que forman parte de nuestra historia y cultura. Surgen de aquello que está presente en el entorno como la lana y alpaca que proviene de la fibra animal y que, a través de procesos manuales como el hilado, tinte natural, tejido…puede ser transformada en un textil útil para cualquier tipo de diseño. 

Esto hace que el nivel de sustentabilidad sea alto ya que se cuenta con trazabilidad desde la materia prima. 

Sin embargo, mucho antes de hablar de sostenibilidad en la moda, estos procesos ya existían. Ese es el caso de Huarmi Maqui que tienen una tradición de varias generaciones realizando textiles así como prendas terminadas. “Muchas personas han perdido la noción de lo que conlleva hacer ciertos trabajos” dice Paola Quinche hija de Matico Lema. Fue en 1991 que se decidió abrir las puertas de la casa de Matico Lema, para que las personas  interesadas puedan conocer de primera mano el trabajo que existe detrás de sus productos y/o servicios. 

 

 

En la casa de Matico Lema conviven varias técnicas como telar, bordado y tejido que ofertan tanto como producto terminado al cliente final o como textil bajo pedido como lo han hecho para diferentes marcas como Allpamamas. Esto permite que otros puedan personalizar sus pedidos según sus necesidades. 

Andes Materials es un proyecto que desde el inicio se propuso hacer las cosas de la mejor manera posible, dice Rodrigo Muñoz uno de sus fundadores. “Algo que me percaté es que si se quería hacer un producto sustentable se debe tener en cuenta con qué tela se trabaja, y esa es la oferta que hace falta en Ecuador”. Así que decidió hacer un producto de moda, pero apostando a ser proveedor. Su visión de diseño con enfoque a la innovación social le permitió reconocer tres puntos esenciales para su trabajo con la comunidad Salasaca. Se trata de la investigación y mejora de la técnica, portafolio de productos y desarrollo de marca. 

 

“Los textiles hechos a mano tienen procesos que son más sustentables, pero también otros retos como la estandarización” dice Rodrigo. Y es que no es lo mismo tinturar textiles con procesos manuales y recetas naturales que pueden tener distintas reacciones según los ingredientes así como la materia fibra textil en la que se está aplicando.

 

En ese caso Karla Rodriguez de Kun Eco Fibers como veterinaria, investigadora y emprendedora ha trabajado en los últimos años analizando fibra animal de ovejas y  alpacas de diversas zonas de Chimborazo, Cotopaxi y Cañar. Ella, por ejemplo, ha realizado muestreos de la calidad de las fibras y los resultados no han sido favorecedores. “Hay veces que no se quiere comprar sacos de alpaca porque pica, eso es calidad; porque la alpaca no debería picar si está bien  y clasificada”. 

 

El mercado de estas fibras no es estable. No mucha gente se interesa por comprar la fibra en su estado natural además de que muchos regatean. Eso ha hecho que sea un negocio poco interesante para personas que pueden generar esta oferta. “Poco a poco se ha perdido el interés de cómo se debe cuidar al animal para poder mantener ciertos estándares de calidad en la fibra”. 

En el caso de la población de ovejas, para Karla, ya es preocupante la escasez. Por eso decidió enfocar sus esfuerzos a través de su conocimiento veterinario e interés en el desarrollo de fibras creando una oferta de fieltro y lanas trabajadas desde el cuidado al animal.

Todas estos casos son alternativas que no son nuevas del todo. Todo proviene de nuestros recursos naturales, de lo que crece en el entorno y las técnicas guardadas en las memorias y manos de los artesanos. Los retos que se tienen dentro de este panorama es desde la formalidad del trabajo, por ejemplo en que todos los colaboradores de una marca sean empleados formalmente; hasta la posibilidad de brindar una oferta más estandarizada; pero sobre todo el educar a las personas. 

 

“Nosotros trabajamos con productos artesanales y no estamos de regateo” dice Paola Quinche. Se requiere un cambio de mentalidad, no solo se trata de tener una materia prima más responsable; se trata de reconocer el impacto que tienen nuestras decisiones. En este caso el impacto es social, cultural, ambiental, económico. 

Dar valor económico tanto como cultural a las técnicas que se han creado localmente tiene un impacto, así como el que no se continúe perdiendo población de ovejas, a mantener técnicas ancestrales que son únicas de nuestro país, activar economías locales más justas y representativas además de construir en comunidad. Eso es lo que siempre ha formado parte de nosotros, esto es lo que prevalece.