No hay marcas 100% sostenibles, hay marcas en camino hacia la sostenibilidad

Crear un producto sostenible es un proceso de continuo aprendizaje en el que se soluciona problemas sobre la marcha con recursos limitados; especialmente en un país como Ecuador. 

Blot es una marca que representa el compromiso por crear un producto responsable, a la par que se enfrenta a diversos retos en el camino. Karina Sotomayor, su creadora cuenta que desde el 2020 se propuso crear un producto que ayudará a las personas a reducir su impacto ambiental.

En especial, después de encontrar que las mujeres desechamos alrededor de 11,000 toallas y tampones durante toda nuestra vida fértil, y que; por sus componentes adhesivos y plásticos, las toallas y tampones demoran más o menos 500 años en biodegradarse.

Sin saber nada sobre diseño de modas ni confección, decidió crear ropa interior menstrual, o panties que, gracias a su composición, pueden absorber y retener líquidos para reemplazar las toallas y tampones desechables.

Cuatro años atrás, había adquirido sus primeros panties menstruales en Estados Unidos y buscó crear un producto similar en Ecuador. El primer reto, la búsqueda de este insumo. Descosió los patines que había comprado y recorrió por diversos espacios, empresas. No encontró nada que se le pareciera, se decepcionó de que las opciones fuesen limitadas. Esto significaba tener que importar las telas de otro país, lo cual alejaba su objetivo de un producto 100% local.

En febrero de 2021, decidió que era momento de unir más gente especializada al equipo. Reclutó a Alegría Guzmán, diseñadora ecuatoriana, quien a su vez me recomendó a una de sus compañeras de universidad, la confeccionista Norma Pinchao. Con el equipo armado, reconocieron que la ropa interior requiere de cierta flexibilidad para que sea cómoda y se pegue al cuerpo. Si se quiere usar telas de fibras naturales, comúnmente necesitan estar mezcladas con fibras sintéticas para tener suficiente elasticidad. (Las fibras sintéticas vienen del petróleo haciendo que no puedan ser sostenibles). El objetivo del producto; encontró más retos…

Ese fue el momento en el que tuvo que tomar las decisiones difíciles; lo más sostenible que podía hacer no era el producto necesariamente, su segunda opción: hacer un producto que no fuese perfectamente sostenible, pero que nos impulse a cuestionar, investigar, mejorar e innovar. Que invite a cuestionar el impacto de hacer, usar y desechar una prenda de ropa. 

Decidió hacer algo con lo que tenía disponible, aunque no hubiesen elásticos del mismo color de las telas, aunque no todas las marcas de textiles puedan ser transparentes sobre el manejo de residuos y su producción, y aunque no todas las telas sean 100% ecuatorianas.

Lo que hizo que su proyecto no se estanque, frente a las limitaciones, ha sido reconocer que no solo pueden existir marcas sostenibles, sino que hay marcas en camino hacia la sostenibilidad. “Ya que nos habíamos lanzado al ruedo con un producto que está lejos de convertirse en abono para plantas, sabía que había otras partes de la producción en las que se puede reducir el impacto de hacer un producto como este”.

  • Se puede pensar en una producción pequeña, donde se reduzcan los desperdicios en lo posible.
  • Se le puede dar al cliente alternativas de uso para cuando ese producto ya no le sea útil, 
  • Se pueden generar diálogos y métodos de difusión para que este producto ayude a más y más personas a reemplazar los plásticos de un solo uso, y es posible fomentar que las personas compren solo lo necesario y que cuiden de esa prenda como algo precioso, para que dure muchos, muchos años.

La industria textil ecuatoriana puede ser más sostenible en muchos ámbitos. Sin embargo, queda y se siente un vacío en la articulación de tecnología para generar productos variados, de bajo impacto ambiental, así como de alta calidad…

La sostenibilidad es un camino que no tiene un final claro, pero que se forja a través de marcas inconformes. Aquellas que innovan, que se informan y que están dispuestas a generar el cambio en cada parte de su proceso.

“No es un trabajo fácil, en realidad lo fácil es importar materiales desde el otro lado del mundo a un costo muy bajo y ya. Y por eso con blot decidí tomar el camino más sinuoso, pero más gratificante, sigo caminando y sé que no estoy sola, porque cada vez más consumidores, marcas, plataformas y espacios se unen a ese caminar.”