El poder de una camiseta

Las mujeres hemos encontrado diversas formas de expresarnos y luchar por nuestras causas y derechos a través de la moda e indumentaria. Desde la década de 1910 a partir de uno de los mayores desastres industriales de la historia de Estados Unidos, Triangle Shirtwaist Factory, en una empresa textil en la que murieron más de 100 mujeres y con la sufragistas, en Gran Bretaña, que lucharon por nuestros derechos; marcaron una referencia del impacto que puede tener: Trabajar en la industria textil y expresarse a través de la moda.

Las marcas de lujo también han participado desde diferentes lugares y motivaciones; con creaciones icónicas desde la comodidad de Channel, el empoderamiento de un traje pantalón de Yves Saint Laurent o una camiseta sencilla con el mensaje “We all should be feminist” de Dior.

Llevar un mensaje en nuestro pecho nos ha unido, motivado y visibilizado. Sin embargo, también vivimos en un sistema de consumo en el que no hemos normalizado cuestionar la relevancia de lo que pasa antes (proceso de producción) y después (inversión de ganancias) detrás de esas prendas; y el impacto en la vida de las mujeres que las involucran.Resuena mucho tener estos mensajes en prendas fabricadas en países que particularmente son reconocidos por violentar los derechos de las mujeres además de las carentes condiciones laborales que se generan. 

Según Fair Trade Certified uno de cada seis individuos que están empleados a escala mundial, trabajan en la industria  textil; y el 80% son mujeres. En Ecuador, según datos del INEC en el 2019; 21 569 mujeres están empleadas dentro de ese rubro. La mayoría de ellas han encontrado una oportunidad de fortalecimiento personal y desarrollo económico en la confección. Haciendo de los compromisos sociales detrás de una de estas prendas una responsabilidad.

¿Qué es lo que se está financiando detrás de estos mensajes? ¿A qué empresa / proyecto estamos financiando detrás de una camiseta con causa?

Las prendas deberían llenar la vida de las personas que las producen tanto como llenan a mujeres que las llevan. Incluso así lo han establecido los Objetivos de Desarrollo Sostenible qué nos invitan a pensar en el trabajo decente, crecimiento económico, así como la igualdad de género. producción y consumo responsables. Además de Organizaciones sin fines de lucro como Fashion Revolution  que constantemente nos motivan a preguntarnos qué procesos y qué personas están detrás de nuestras prendas. 

El impacto que una camiseta puede tener viene desde cómo se piensa en su diseño. En un inicio puede parecer bastante sencillo crear una de las prendas más básicas y recurrentes en el clóset. Sin embargo es distinto cuando se piensa que ese diseño debe responder al impacto que, ese diseño, tiene en el desarrollo de las mujeres en situación vulnerable. Como ha pasado en la vida de cientos de mujeres que han sido parte del programa Mujeres Confeccionistas que implementa De Prati a través de Fundación Acción Solidaria.

No es lo mismo generar proyectos a personas con trabajo estable que brindar herramientas para aquellas que están en una situación de vulnerabilidad. Eso hace que destrezas y habilidades tenga un impacto tan grande en la vida de las mujeres. 

“Estamos convencidos de que empoderar a las mujeres, de la mano de la educación, es ayudarlas a reconocer su propio valor, capacidades y tomar el protagonismo de sus vidas. El Programa se convierte en la oportunidad para que las participantes transformen, de forma positiva su vida, generando oportunidades para emprender o asociarse y crear un nuevo negocio. Adquiriendo nuestras camisetas sociales, todos podemos sumarnos a esta causa y ser parte de la transformación de la vida de mujeres que ahora creen en sí mismas y en sus habilidades”, señala María José De Prati, directora de Responsabilidad Social. Por ello el 100% de los ingresos que se generen de la venta de estas camisetas serán invertidos en el programa que tiene como foco la educación como una forma de transformación de la vida de las mujeres. 

Miembros que forman parte del programa cuentan que el 90% de las participantes que iniciaron el programa no creía tener las habilidades necesarias para generar un emprendimiento. Esto ha significado un punto de partida, en su desarrollo personal, laboral y económico. 

El resto del camino continúa generando retos a otras escalas y dimensiones. Muchas de estas mujeres emprenden y generan ingresos vendiendo en lugares públicos e informales, en los que todavía continuamos siendo vulnerables. Sin embargo, cada acción cuenta incluyendo el trabajar internamente en prácticas de recursos humanos para crear un entorno de igualdad de trato y oportunidades, según María José.

El resultado final es un compromiso que se genera a diferentes escalas. Desde el trabajo y el propósito de un proyecto; pasando por los valores y responsabilidades de una marca, las garantías y ética que cada proveedor debe ofrecer a través sus productos y/o servicios, así como nuestras decisiones de compra.

El impacto social y económico qué deben tener las prendas, más aún, aquellas qué promueven una causa social hace que los compromisos sociales de una empresa sean una responsabilidad más que una tendencia, a la que el final del día le estamos invirtiendo.Y como usuarias reconocer que nuestros consumos también son una responsabilidad; al final del día estamos invirtiendo en algo que creemos más allá de una prenda.