26 Jun ¿QUIÉN HACE NUESTRA ROPA EN ECUADOR?
Hace poco hablábamos sobre cómo hemos hecho de nuestro gusto por la moda un consumo desechable que está afectando a todo el planeta (link). Desde Ecuador la diferencia que se puede generar, a escala global, tal vez sea mínima; pero eso no significa que nuestra responsabilidad sobre eso también lo sea.
Después de nuestra nota, en la que cuestionábamos la sustentibilidad en empresas ecuatorianas, recibimos con gran sorpresa la invitación de PINTO para conocer cómo se están produciendo sus prendas.
Mientras más se profundizan conceptos de moda ética, es más notoria la responsabilidad equivalente de consumidores y productores. Para poner en evidencia esa mutua responsabilidad, fundaciones como Fashion Revolution, han creado campañas bajo el lema «who made your clothes?». Es crucial que como consumidores demos importancia de dónde y bajo qué condiciones viene la indumentaria que consumimos y que como productores se de importancia a estos factores.
Comprendiendo que todos jugamos un rol importante en aportar, llegamos a la planta principal de PINTO en Otavalo con otra mirada. Dejamos de lado ciertos conceptos románticos de la moda, nos enfocamos en los hechos y acciones puntuales de cómo se produce una prenda en Ecuador.
Desde apreciar condiciones de trabajo de un espacio amplio, limpio, ordenado, hasta incluso tomar en cuenta las estructuras sólidas y seguras, que eviten catástrofes naturales (como ya lo habían experimentado algunas décadas atrás) o negligencias como en Bangladesh en el 2013 (link) donde murieron más de 1 000 empleados mientras se producía una maquila para una empresa de retail.
En más de 100 años de experiencia, una marca como PINTO ha tenido la capacidad, casi innata y recursiva, de incorporar acciones que reduzcan su impacto.
El mismo hecho de abarcar el proceso productivo desde la confección de tela evita considerables cantidades de contaminación ambiental. Actualmente una prenda de retail pudo haber sido diseñada en Europa, con insumos de la India, fabricación en el Sur Este Asiático, empaque y logística nuevamente en Europa y luego su llegada a su punto de venta; en este caso Ecuador (ese es un modelo corto). En PINTO, el algodón viene desde Estados Unidos y Australia, con garantías certificadas de trabajo y pago justo así como de calidad libre de pesticidas. Aquí, ese algodón en hilo, es hecho tela, en la misma fábrica donde luego se elaboran las prendas de vestir, todo en un mismo lugar.
En cada proceso, en unos más que otros, se están teniendo en cuenta conceptos sostenibles. Cada tubo donde se enrolla la tela, por ejemplo, es reciclado. Los patrones de corte, de cada prenda, son hechos con precisión para evitar al mínimo los residuos; los que quedan son adquiridos por la comunidad con los que trabajan en emprendimientos locales, las fundas plásticas se reciclan y son devueltas a la fábrica, entre otras…
Pero algo que nos sorprendió al máximo es que de los procesos comúnmente más contaminantes, han logrado modificar casi en su totalidad su impacto. Los residuos de tintura de tela (trabajan con tintes biodegradables) son purificados en cisternas que no permiten la salida de agua contaminada, mientras que los residuos que se producen de generadores a diésel son convertidos en lodo que es utilizado en las mismas plantas de la empresa.
Aunque una empresa como PINTO nos deja un buen sabor de boca al saber de todos sus procesos productivos y acuerdos colectivos con sus colaboradores que ganan al menos un 11% más de lo mínimo que dice la ley y otros beneficios, es muy motivador escuchar decir a María José Pinto «hay muchas cosas que se pueden mejorar»; y sentir ese evidente compromiso por incorporar nuevas visiones responsables sobre las prendas de vestir que se producen y se consumen localmente.
Para eso hemos recibido otra invitación para participar juntos (PINTO + KIKI) en crear una colección cápsula que proponga diversos conceptos sostenibles en marcha. Sabemos que no es nada sencillo incorporar cambios desde la industria, pero como lo dijimos en la nota que detonó esta visita (link)… no hay peor gestión que la que no hace, y en estos casos sentimos que al menos intentar y unir esfuerzos deja una huella por pensar en un futuro mejor. A partir de los errores y los aciertos que salgan de esta colaboración esperamos dejar un camino que facilite el proceso para el que venga, que esperamos que sea pronto. Lo importante es dar los primeros pasos y estamos felices por ser parte de ese nuevo proceso en industria local…