Industria Moda: Más allá de la confección.

Hoy en día, es común escuchar que marcas de ropa optan por incluir en sus nuevas colecciones materiales de fibras naturales, algodón, bambú, cáñamo, lino, lana, entre otras, como una forma de encaminarse hacia la responsabilidad ambiental y social que todas las marcas y proyectos deberían tener como pilar. Sin embargo hay otras alternativas que  evitan el continuar generando producciones de prendas nuevas,  demandando nuevos textiles, confeccionando desde cero, y sumando a las 150000 millones de prendas que, según Tapia & Novello (2018), se fabrican al año a nivel global.

Hace varios años, esta sobreproducción ha significado un gravísimo problema al que se debe buscar soluciones inteligentes, que no estén relacionadas a producir más ropa. Desde el upcycling, pasando por la refacción de prendas, hasta la compra/venta de ropa de segunda mano, han sido alternativas que de a poco han ido incorporándose a la industria y que han servido para disminuir la producción de prendas desde cero. 

En nuestra búsqueda de marcas y proyectos impulsados por esta iniciativa, encontramos a La escuela La Costura. Se trata de la primera escuela del país especializada en la enseñanza de patronaje y confección de prendas de vestir a la medida. La escuela, taller y ahora también tienda La Costura abrió sus puertas en 2007 en Quito. Aquí se empezaron a ofertar cursos de corte y confección con el objetivo de que dicha formación les sirva a las personas que lo tomen, a trabajar como patronistas, modistas o que simplemente se animen a confeccionar su propia ropa, desde sus anhelos y necesidades personales. Como parte del trabajo de La Costura, también se encuentra la confección de prendas a medida, desde camisas, vestidos de novia, y abrigos. Todo esto muy desligado de las tendencias, de forma que cada prenda sea atemporal y que pueda durar generaciones. La escuela-taller es partidaria de que podemos y debemos extender la vida útil de las prendas, y es por ello que en sus clases insisten en el arreglo y recuperación de prendas rotas, avejentadas o que están abandonadas en nuestro guardarropa, evitando así que terminen en un basurero. 

Uno de los proyectos que insiste en el aprovechamiento de las prendas que ya existen es La Aguja Mágica. Se trata de un proyecto, que inició hace 10 años en Samborondón y que ofrece el servicio de arreglos, confecciones, refacciones y transformaciones de todo tipo de prendas. La idea nace en ofrecer a la comunidad un lugar donde puedan arreglar, personalizar y transformar su ropa sin necesidad de desecharla o tener que comprarla. Todo esto con el objetivo de disminuir la huella ambiental de cada persona que se anime a reutilizar y darle otra oportunidad a su closet y así tener un mundo menos contaminado para todos. 

Como tercer proyecto tenemos a Reusarte. Un emprendimiento que nace en agosto de este año, en medio de la pandemia. Y que busca intervenir prendas a través del arte y la pintura. Isabel Maria Mora, creadora de Reusarte, nos cuenta que durante en confinamiento hizo una limpieza exhaustiva de su clóset y se dió cuenta de la cantidad de ropa que tenía y ya no usaba por ser aburrida, desteñida o estar manchada, así que su pasión por la pintura y el arte la llevó a pintar sobre esta ropa y ‘revivirla’. Obtuvo buenos resultados, y muchos familiares, amigos y vecinos empezaron a pedirle que ‘reviviera’ su ropa también. Así nace su emprendimiento, que ha tenido gran acogida. Ha pintado sobre cualquier tipo de tela y prenda, sombreros y hasta zapatos. Isabel es consciente de la gran cantidad de desperdicios que genera la industria, y que como seres consumidores tendemos a desechar lo que ya no nos gusta, cuando simplemente podemos transformar lo que ya tenemos, minimizar el impacto ambiental y darle una nueva oportunidad a las prendas a través del arte. 

Por otro lado, pero siguiendo esta línea de aprovechar lo que ya existe, lo que ya tenemos, nos encontramos con una iniciativa de upcycling propuesta por Paulina Andrade, en calidad de asesora de imagen y fashion stylist, junto con Fernanda Salgado, como diseñadora y creativa. A raíz de la pandemia, surge la idea de aprovechar prendas que la gente tenía en su armario y que definitivamente ya no quería usarlas, es así que Fernanda, como diseñadora y CEO de la marca Lula Kirei empieza a proponer nuevas piezas indumentarias, basadas en este principio del upcycling (desarticulando prendas existentes y aprovechándolas en nuevas creaciones). De la mano de Paulina, quien se encarga del styling y la asesoría personal en cómo usar estas nuevas prendas upcycled, este proyecto rindió sus frutos: chaquetas, vestidos, faldas, e incluso mascarillas hechas de prendas olvidadas en el armario. Paulina nos cuenta que el proyecto, más que ser una fuente de ingresos, se convirtió en una experiencia enriquecedora que nos hace reflexionar que no es necesario comprar ropa nueva para actualizar y renovar nuestros guardarropas, que existen nuevas opciones como lo es el upcycling

Otro proyecto que ha incursionado en la industria moda de nuestro país, y que está brindando sus servicios desde octubre de este año, es NiftyMark. Se trata de una aplicación móvil de compra y venta de ropa de segunda mano. Esta plataforma de comercio electrónico permite a sus usuarios hacer todo el proceso de compra dentro de la aplicación, métodos de pago, envíos y factura legal, brindando un entorno digital seguro y confiable. El propósito de NiftyMark, es democratizar la moda circular en Ecuador, fomentar la reutilización de prendas de vestir, poner en orden nuestros armarios, liberar espacio que aporten a la circularidad y que a la vez nos permita ganar dinero. NiftyMark es un proyecto que invita a alargar el ciclo de vida de cada prenda a través de la reutilización; permite conectar con personas, compartir experiencias y construir una comunidad que disfruta de la moda consciente. 

La moda, sin lugar a dudas forma parte de nuestras vidas, y como consumidores estamos tentados a comprar y renovar nuestro clóset cada vez que visitamos el centro comercial. El coser y refaccionar un jean roto, el pintar y adornar una chaqueta manchada, o simplemente la compra/venta de prendas de segunda mano permite ahorrar alrededor de 2600 litros de agua y casi 20 Kg de CO2, en comparación si compramos una prenda nueva. Estas nuevas marcas, proyectos y emprendimientos nos invitan a replantearnos el proceso de consumir moda, desde una perspectiva más responsable, consciente y sostenible. A través de estas y muchas más alternativas podemos seguir disfrutando de la moda al mismo tiempo que reducimos el impacto medioambiental.

Nota de Justin Carrillo.

Bibliografía: 

Tapia, L., & Novelo, J. (2018). Contaminación e internalización de la industria textil. Revista Internacional de Ciencias Sociales y Humanidades, SOCIOTAM, 21(1), 143-169. Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/656765421407008.pdf