En Ecuador se investiga sobre biomateriales aplicables a moda, diseño y arquitectura

 

Los biotextiles son materiales alternos de materia biológica. Son creados en laboratorios y tienen beneficios que van desde la posibilidad de degradación total, a la posibilidad de implementar la producción a escala doméstica, de los mismos. En Ecuador ya se está experimentando, especialmente con el almidón de la yuca.

 

A través de la materia prima se ha podido rastrear la relación del ser humano con la indumentaria. Partiendo de vestigios prehistóricos se identifica la relación con el entorno y su capacidad de domesticar y producir fibras naturales como la lana, algodón, cuero, hasta llegar a fibras poliméricas como el nylon o el polyester (a la par del boom del plástico).  Cada momento, desarrollo y evolución ha dejado un rastro.

Ahora nos encontramos en un estadio de nuevos planteamientos, circunstancias y problemáticas que no estaban identificadas. Reconocer el impacto, a escala social y ambiental, que tienen ciertas industrias y sus procesos es un primer paso. Así surgen alternativas de investigación y desarrollo que pueden crear nuevas posibilidades a las que ya conocemos.

En el caso de la moda, los procedimientos de cultivo de fibras, métodos de producción, tinturado, distribución, excesivo consumo y mala programación del desecho textil han hecho que sea una de las industrias más contaminantes del mundo (link). En el caso de la producción de materia prima, se han proyectado varias alternativas que van desde la impresión de fibras como lo ha venido investigando Iris Van Herpen (link) o el desarrollo de bio textiles, que se enfocan en la creación de fibras creadas a partir de la materia biológica.

De momento su investigación ha estado enfocada e implementada de forma experimental en el ámbito médico, sin embargo, su aplicación y desarrollo en la moda ya se ha intensificado creando materias provenientes de cultivos naturales o incluso creadas en laboratorios y se espera que también puedan ser aplicadas a industrias como la arquitectura y/o diseño industrial a corto plazo.

 

En Quito recientemente la Universidad San Francisco de Quito a través del DLab propició un espacio para compartir algunas experiencias latinoamericanas en la biofabricación además de workshops. Entre varios expositores locales como Cristina Muñoz(USFQ), Paul Rosero (USFQ), José Álvarez (USFQ) Rodrigo Muñoz (Andes Materials),  Sol Jaramillo (Leafpacks), Estefanía Gómez (Idonea) y Labva de Chile; un estudio independiente, autogestionado y de información abierta enfocados a la creación de bio materiales pensados en función de su cultura y territorialidad.

 

MATERIA CREADA A PARTIR DE LA CENIZA DE MADERA FOTO: LABVA

 

Desde su experiencia, además de generar nuevas alternativas de materia prima, el desarrollo de este insumo tiene otros impactos como las dinámicas de economías circulares, el rescate de oficios y posibilidades alternas para la administración de recursos naturales y de desecho de una localidad puntual. En este caso, LABVA trabaja en cada territorio en función de lo que éste puede proveer desde su sistema natural y urbano, lo hacen también como una solución a la necesidad de diversidad de los recursos (cuadro inferior) y el efecto político, social y ambiental que se puede lograr con el desarrollo de estos materiales alternos y sus procedimientos.

 

 

En el caso del DLab de la Universidad San Francisco de Quito, a cargo de Cristina Muñoz, ha experimentado con almidones que también son abundantes a escala local específicamente del camote y la yuca. Ha explorado con ellos diversas materialidades, texturas, colores… hasta el momento se trata de constantes experimentaciones (incluso a escala mundial los bio textiles están en procesos de prueba) en las que más allá de alcanzar una materia prima, ya se la ha incorporado en el diseño de objetos utilitarios como bolsas plásticas, ponchos, hamacas, trajes de baño para comprobar su resistencia, durabilidad, cuidado y degradación, entre otros.

 

 

Todavía queda por comprender cuál será el comportamiento de estos materiales. El efecto que podrían tener en el cuerpo (incluso los positivos), además de otras incidencias en el sistema de la moda, teniendo en cuenta que se trata de materiales degradables en un medio en el que la calidad siempre ha estado estrechamente relacionada a la durabilidad. La aceptación de la población latinoamericana al incorporar productos elaborados con estos materiales también es un tema en estudio y análisis por parte de los científicos y diseñadores involucrados en estos procesos experimentales. Por ejemplo, la participación de comunicadores y educadores aportaría de manera significativa a la aceptación, producción e incorporación de estos materiales en la cotidianidad.

 

Pero antes que todo esto llegue a desarrollarse más a profundidad, lo que se está logrando es vincular a la moda con otras industrias que podrían haberse vinculado más estrechamente desde hace mucho tiempo. Probablemente no ha sucedido por el carácter político que una acción como esta implicaría para las lógicas de consumo contemporáneas. Actualmente la triada perfecta de un equipo de desarrollo de fibras biodegradables involucra biología, tecnología y moda que desde varios centros de investigación a escala mundial ya han marcado un punto de partida en el desarrollo de materias alternas, algo que ya queda planteado en la historia de la moda y la relación del humano con la materia prima. Sin embargo, el tiempo será el determinante de posibles aplicaciones, evolución y resultados de estos materiales que hasta el momento, aunque sean degradables no se tiene claro cual podrá ser el impacto, o cuáles son sus posibles alternativas en el caso de una producción a gran escala, por ejemplo.

 

 

De momento todo es una exploración, de la que localmente ya estamos participando a la espera de sumar otros actores / sectores productivos que se animen a probar su alcance y desenvolvimiento. La verdadera pregunta ahora es; a partir de todo esto ¿dónde vamos?