Sarah erazo, nostalgia de tiempos pasados

En una tienda que funciona con taller abierto Sarah Erazo presenta su última colección. Lo hace en un formato muy personal en el que garantiza que es ella quien recibe y atiende directamente. Desde que se entra, la experiencia es muy amable y delicada. Un espacio luminoso, en el que se puede ver directamente todos los lugares en los que las prendas son confeccionadas; sus materiales y los procesos con los que esta diseñadora trabaja.

En una pequeña sala que divide el taller del espacio de pruebas de vestuario, pudimos conversar más a detalle sobre su última colección que reúne ocho looks con un aproximado de dos a tres prendas por look. Ella cuenta que su inspiración viene de las mujeres parisinas de los años cuarenta, que fuera de su característico estilo están atravesadas por momentos de cambios drásticos. Fue en esa década que llevar pantalones no era únicamente un statement, pues era también una necesidad en el momento que comenzamos a ser más activas laboralmente y en trabajos que hasta ese entonces habían sido de hombres; e incluso surgió el new look; que fue el momento en el que se volvió a las siluetas delicadas, limpias y de corte de cintura acentuada. 

Sin embargo, hay algo mucho más profundo a esta inspiración y tiene una conexión directa a la manera en la que nos relacionamos con nuestras prendas. Esta colección también conmemora las cosas hechas de manera intencionada, con tiempo y al detalle. Es la perfecta muestra que prendas de colores planos y con fibras naturales como el lino pueden resaltar a la vista. Detalles como forrar botones con la misma tela y hacer los pliegues de manera 100% artesanal, es otra manera de recordar el cómo se vivía antes la moda. Cuando había un proceso en el que respetaba el tiempo que se toma hacer algo, cuando no se requería de colecciones con decenas de looks y cuando se hacía algo para durar no solo por calidad, sino que también por su diseño. 

Este es un ejemplo de que la calidad es mucho más representativa que la cantidad. En un formato de los más antiguos como el hecho a medida, Sarah nos recuerda que la indumentaria puede tener una conexión mucho más personal, donde podemos conocer más sobre de qué está hecha, bajo qué condiciones y quién la hizo. nuestras prendas 

Para ella no ha sido sencillo aportar y comprometerse con diseñar 100% con fibras naturales, más aún si la mejor calidad ha sido llegar a opciones como el lino irlandés. Pero reconoce que es ahí donde se siente la diferencia y donde vale la pena hacer algo. “No se trata de vender por vender, para mi es un compromiso conmigo, con mis clientas y con lo que quiero dejar”. 

Por ello conversa mucho con sus clientas, se acerca a sus necesidades y crea a partir de su comodidad. Cada persona tiene la posibilidad de escoger la prenda que desee para ser hecha a medida, en el color que se escoja, modificando ciertas partes y adaptándola según las pruebas que se hagan. 

Sarah Erazo trae a la vida recuerdos de tiempos pasados. Esos tiempos románticos de la moda cuando una prenda con significado era más valiosa que cientos de tendencias. Es muy refrescante ver espacios como el suyo conservar esta manera de hacer moda.

Sigan a esta diseñadora en Instagram como @saraherazoz y en Facebook como Zara Erazo Zindler