La educación sobre sostenibilidad en la moda todavía se construye en Ecuador

Ana Cristina Alvarado @ana1alvarado en Ig y Tw

Cerca de la mitad de consumidoras estadounidenses de moda no creen que sus hábitos individuales de compra contribuyan al cambio climático, de acuerdo con una encuesta publicada por Green Story y Thread Up a inicios de 2020. Sin embargo, la realidad es que el consumidor promedio contribuye con cerca de 1620 libras de dióxido de carbono contaminante al año a través de compras de moda y vestimenta.

La brecha que existe entre la conciencia y el impacto por los malos hábitos de consumo de ropa y accesorios es enorme y solo puede cerrarse a través de la educación. Este es el reto de Estefanía Cardona, directora de Kiki. La comunicadora especializada en moda quiere llegar a los públicos más jóvenes, con el fin de sembrar la semilla desde edades tempranas, cuando niños y adolescentes están formándose y aprendiendo a tomar decisiones.

Por ello, durante la pandemia lanzó un programa de talleres sobre sostenibilidad y circularidad en la moda con el apoyo de Nike. “Algo de lo que me encanta de trabajar con ellos es que se juegan un poco más. Son los primeros en generar este tipo de apoyo. Es bonito ver cómo se responsabilizan, primero educando a la gente sobre el impacto de la moda para que después se evidencie el valor de las soluciones que plantean”, dice Cardona.

Sembrar la semilla desde edades tempranas

Estas clases de una sesión están dirigidas a estudiantes de educación básica y bachillerato en Ecuador. El primer taller se realizó de manera virtual en el Liceo Internacional, en junio de 2021. El público estaba conformado por niños a partir de los 12 años. Los pequeños dibujaron sus prendas favoritas y hablaron de ellas.

La tallerista promovió este ejercicio para generar conciencia sobre cómo un objeto más querido es más cuidado, y, por lo tanto, debe procurarse que la gran parte de prendas en el closet sean las “favoritas”. De esta manera se busca disminuir los deshechos de vestimenta. El desperdicio de ropa es alarmante. No existen datos sobre Ecuador, pero a escala global, el sistema de moda rápida produce 92 millones de toneladas de basura, según un estudio de la universidad finlandesa Aalto, publicado en 2020 en la revista Nature Reviews Earth & Environment.

Una vez que se abrieron las puertas del Liceo Internacional, la voz se corrió y más colegios se mostraron interesados en acercar a sus alumnos a esta temática. 310 estudiantes, entre los 12 y 16 años, del Colegio Internacional SEK, Unidad Educativa Thomas Jefferson y Unidad Educativa Tomás Moro han recibido la charla de Cardona, hasta el cierra de esta nota.

“Los estudiantes estaban a gusto con la charla”, dice Diego Obando, profesor de Business Management de segundo y tercer año del programa de Bachillerato Internacional del colegio Tomás Moro. “Les interesó tanto a las chicas, como a los chicos”, agrega. El taller de Cardona en esa institución coincidió con la premiación del concurso de emprendimientos, que en esta ocasión tuvo como temática la sostenibilidad ambiental, social y económica. En primer lugar quedó un emprendimiento de estuches para iPhone hechos de madera resistente al agua y muy liviana. El segundo y tercer puesto fue para proyectos relacionados a la moda: de prendas denim recicladas y de camisetas con materiales orgánicos, respectivamente.

Los talleres de Cardona han priorizado conceptos básicos de sustentabilidad y la responsabilidad del consumidor. Al final de la sesión, los estudiantes conocen sobre el concepto de sustentabilidad, reflexionan sobre la necesidad de un nuevo sistema de moda, aprenden acerca de la importancia de preguntar ¿quién hizo mi ropa?, reconocen diferentes materiales y entienden sobre la necesidad de cuidar las prendas. “Ver las etiquetas y aprender a reconocer el valor de quién hizo mi ropa sí es una revolución de alguna manera”, dice la comunicadora de moda.

Las instituciones que han recibido la charla son parte del Movimiento Verde Estudiantil, una red de colegios en Quito que busca crear conciencia sobre la necesidad de un estilo de vida más sostenible. Cardona también ha mandado solicitudes a colegios fiscales y municipales, sin embargo, no ha obtenido respuesta. Su objetivo es llegar a públicos de diferentes estratos socioeconómicos, pues “la moda sostenible no es y no debería ser un lujo”.

La labor del Ministerio de Educación

A escala nacional, los currículos educativos abordan las temáticas de sostenibilidad y economía circular en distintas áreas, de manera específica en ciencias naturales, y en todos los niveles de enseñanza. Así lo da a conocer Diana Castellanos, Subsecretaria para la Innovación Educativa y el Buen Vivir del Ministerio de Educación. “En este currículo se impulsa el proceso de mantener y conservar el patrimonio natural inmaterial. En cuanto a economía circular, los docentes abordan esta área de forma transversal”, explica la funcionaria.

Aunque el Ministerio de Educación promueve diferentes programas encaminados al desarrollo sostenible, ni el currículo vigente ni ningún proyecto paralelo abordan la problemática del consumo de moda. Para esa cartera de Estado, de acuerdo con Castellanos, lo importante es que los abordajes sean de forma pertinente en función del territorio y contexto de cada una de las más de 16 000 instituciones educativas en el país. De estas, solo 4000 instituciones son particulares, el resto son fiscales.

A pesar de que el currículo educativo vigente está basado en la promoción de la educación para el desarrollo sostenible y la convivencia armónica, Castellanos reconoce que la escuela no lo resuelve todo. “Las prácticas sociales influyen muchísimo y de una manera más predominante que todos los ejercicios que podamos aprender, adquirir o ver en el mundo estudiantil”, dice.

Por eso, para Cardona es importante reforzar la educación acerca de la sostenibilidad y presentar la problemática de los malos hábitos de consumo de moda a los más jóvenes. “El estar informado te da el poder de decidir de manera consciente”, es una de las frases de lucha de la comunicadora. Las charlas le han permitido ponerse en contacto con jóvenes que están interesadas en la carrera de diseño de modas, pero que ahora se acercan a este quehacer con el objetivo de crear prendas que no sean desechables. También ha recibido mensajes de estudiantes que transmitieron el mensaje del taller en casa y descubrieron que sus padres tampoco conocían sobre esta temática.

“Es otra manera de cómo mi medio funciona siendo un medio digital, cómo el activismo desde la comunicación puede trascender a otros espacios y cómo la moda puede estar presente en un colegio sin que haya necesariamente un desfile de modas”, reflexiona Cardona.

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