Hola, soy no binarix y me gustan las faldas plisadas

¿Qué es ser no binarix? 

Es la forma en la que nos definimos las personas que no nos identificamos como hombre o mujer. Seguramente, como muchxs que aprendimos más de sexualidad en internet que en nuestras escuelas, mi yo de 18 años veía a una famosa youtuber trans hablar sobre una de las divisiones más antiguas en el planeta; lo masculino y lo femenino, pero también mencionó a otras identidades. Comprendí que desde pequeñxs nos enseñaron a vernos como seres con dos posibilidades: azul o rosa, fuerte o delicada, pantalón o falda. Sin embargo, a lo largo de la historia encontramos que estas limitaciones son construcciones sociales.

Posiblemente se han cuestionado por qué los hombres otavaleños pueden llevar su melena larga sin que duden de su masculinidad, contrario a lo que sucede en las poblaciones occidentalizadas. Ser no binarix es un camino para mí, en el cual no siento presión por verme o parecer un macho alfa ni una miss universo.

¿Hay una forma correcta de ser no binarix?

Pues no, justamente cuando me acepté como no binarix, una parte de mi, que juzgaba lo poco masculinx que era, dejó de pesarme en la espalda. Aunque, como todo ser humano, tengo mis días donde juzgo mis imperfecciones y otros, en los que la calle es mi pasarela. Igualmente, veo a chicxs no binarixs muy hábiles para combinar prendas; usan botas de leñador para el lunes y stilettos para el viernes, luciendo increíbles en ambos estilos.

 

 

Y ¿Qué tiene que ver la ropa?

Mucho o mejor dicho muchísimo. No me refiero que sea lo único en lo que nos preocupemos, pero las personas no binarixs, como otras identidades diversas, tenemos recuerdos de nuestra niñez muy significativos con la indumentaria. En mi caso, recuerdo llevar unas botas de vaquero que tenían un poco de plataforma, y un short que me quedaba más arriba de la rodilla. En mi mente eran tacones y una falda corta, pero nadie lo imaginaría.

Cabe decir, que también habrá quien mencione sus recuerdos frustrantes con los juguetes, las caricaturas que nos permitían ver, las maneras de posar o caminar, pero nada como el uniforme. Por lo que la escuela y el colegio fueron espacios incomprensibles cuando queríamos ponernos el sobretodo lila con flores o un pantalón que cubra las piernas del frío madrugador, sin importar si nos llamásemos José o Estefanía.

 

¿Cómo encontré mi estilo? 

Como muchxs otrxs, pasamos por estilos distintos. Igual me sucede a mí, por lo que he aprendido de los colores que me resaltan más como de las prendas que marcan mi personalidad naif y flamboyante. Un día, una falda larga, unos tenis blancos y una camiseta a rayas se convierten en mis mejores aliados para ir a clases, pero si quiero extra comodidad, un calentador gris puede reemplazarse en la parte de abajo del primer outfit. Sin embargo, no ha sido sencillo cuando salgo a la calle, ya que, en el transporte público o incluso al caminar las personas sin solicitarlo, emiten cualquier comentario. Muchas chicas me entieden perfectamente (#TodxsOpinanSinPreguntarles). Por último, como es propio de los más pequeñxs, buscamos a alguien con quien podamos sentirnos identificadxs. Justamente, son importantes los referentes para crear un estilo.

 

 

¿Quiénes podrían servir como ejemplos/referentes de estilos no binarixs? 

Existen muchas personas que sirven de inspiración para crear looks inimaginables, por lo que no quiero decir que no podamos ver como referencia a los outfits de Sarah Paulson o Eddie Redmayne o cualquier otro nombre de alguien de apariencia tanto masculina como femenina, al cien por ciento. Ahora bien, lxs niñxs que hayan visto desfilar a Ezra Miller en la anterior gala Met, tendrán una posibilidad de decir: “ Así quiero verme de grande”.

A mis cuatro años, lo más cercano a lo no binarix  que veía en la tele era a Jessie & Jaimes del equipo Rocket, Ranma ½ o a un Yuquito (eterno crush de muchxs) de Sakura Card Captor. Evidentemente, en este momento ya somos muchxs lxs que consideramos un ícono a Grace Jones, lxs que adoramos a Tilda Swinton en sus personajes camaleónicos o quienes queremos llegar a una alfombra roja como Billy Porter. Además, me gustaría recomendar las cuentas de Instagram de Alok Vaid – Menon (@alokvmenon), Georgie Boy (@itsgeorgieboy) y las hermosas ilustraciones de Zallary Cardona (@mariquismojuvenil ) o Lune Carvalho (@lunenb)

 

¿Alguien en Ecuador? 

Sí, aunque es verdad que por lo nuevo de este término y de muchos otros, como género fluido, agénero o bigénero no se ha escuchado tanto como nos gustaría. No obstante, hay ciertos espacios en donde podemos expresarnos libremente; como mis amigxs artistas Mayro (@mayro_romero), Daya (@dissciplina) y Jordy (@jotadelosmilagros), y muchas otras personas que han visibilizado una revolución de identidades disidentes en Guayaquil. También, en la capital, los movimiento sociales han dado un voz y un espacio para personas no binarixs, como Runa (@runasanabriap), quien tiene un proyecto radiofónico muy sonado en estos últimos años (@lpnocallan).

Para mí, los colectivos o las agrupaciones feministas y de diversidades sexo-genéricas son espacios necesarios y seguros, en donde las expresiones de género no binarias son bienvenidas. Sin embargo, sería importante para nuestra población, una visibilidad más allá de los ambientes ya mencionados. Después de todo, la diversidad del país no solo se refiere a la riqueza de nuestra naturaleza en flora y fauna. Las nuevas generaciones LGBTIQ encontraremos o crearemos lugares en donde resistir, germinar y luchar.

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