23 Feb Alpaca, fibra de tradición textil
POR: KARLA PAREDES
Una lana que promueve y crea tendencias con identidad propia en tejidos, bordados y diseños de autor; que se exporta con sello de calidad peruana. Su resistencia, nobleza y cualidades térmicas la ubican en la lista de las fibras más codiciadas y cotizadas en el mundo entero.
Desde el departamento de Cusco, corazón productivo de la alpaca, finas fibras y estilizados diseños con más de 5.000 años de historia textil, han migrado a las grandes pasarelas de las marcas internacionales Max Mara y Louis Vuitton. Este par llegó al territorio inca hace más de cinco años y han celebrado colecciones con fibra de alpaca peruana. Este es un viaje por sus procesos, historia y valores…
Proceso del pelaje:
La alpaca es un camélido andino, que se cría en regiones peruanas a más de 4.000 msnm, principalmente en los departamentos de Puno, Arequipa y Cusco. Existen dos variedades de alpacas: ‘La Huacayo’ y ‘La Suri’. La Huacayo es la más numerosa en Perú, su fibra es corta, densa y esponjosa, mientras La Suri posee una fibra lacia, sedosa y larga. Sus fibras de lana, que se califican en Royal Alpaca, Baby Alpaca, Super
El valor artesanal:
Entre las principales comunidades artesanales y circuitos turísticos de Cusco, se encuentra el distrito de Chinchero, provincia de Urubamba. Su población es la más típica del Valle Sagrado de los Incas, posee asociaciones con talleres artesanales, donde se expone diariamente todo el proceso del tejido, desde el lavado de la lana, hasta el producto final. Allí se aprenden técnicas de hilado, teñido y tejido natural.
Visitar una de ellas nos lleva a entender y valorar la mano de obra de cada diseño. Los artesanos compran los conos de fibras de alpaca, lavan la lana con una raíz llamada Sa´qtana, la misma que utilizan las mujeres como champú incaico para evitar las canas, luego proceden a hilar la lana en la rueca, utilizando la palma de las manos y la punta de las uñas, hasta ir dando forma a la lana.
Teñido y tejido 100% natural
Sus tejidos son verdaderas obras de arte que se plasman con diversos tintes naturales logrados, principalmente con la chilca, planta silvestre que genera tonos verdes; maíz morado, que da tonos lilas; la tara, fruto que pigmenta los azules y celestes; la barba de roca, hierba que produce los tonos naranja; y la flor de colli, para lograr tonos amarillos. La sangre de la cochinilla, un insecto que vive sobre las pencas de las tunas en las zonas cálidas de Perú, les permite conseguir más de 26 tonalidades del rojo. Además la usan como cosmético y esmalte de uñas. Estos tintes que se hierven por media hora con la lana, se sellan con elementos naturales como la piedra lumbre, la roca volcánica, la ceniza, la cochinilla molida y la sal extraída de las salineras del distrito de Maras-Urubamba. Una vez obtenidos los colores, inicia el trabajo artístico del tejido, que actualmente no es labor exclusiva de la mujer, sino que lo hace toda la familia, ya que la artesanía se ha convertido en uno de los principales medios de sustento de los pobladores de Cusco.
«El valor ético de la artesanía, además de la mano de obra, repercute en el significado cultural que tienen estas prendas. Las nuevas generaciones deben comprender que los chullos, faldones, alpargatas, etc., por ser típicos son mucho más valiosos que un traje comercial».
Un agradecimiento especial a Karla Paredes por el texto y fotografías de esta nota.
CRÉDITOS DE FOTOGRAFÍAS:
Modelo: Camila Frione (Argentina)
Estilismo: Irvin Rivex (Perú)
Fotos y producción: Karla Paredes (Ecuador)