13 Abr Una galería de sabores, experiencias e historias
Recuerdo que de pequeña caminaba de la mano de mi abuela por las calles del centro de la ciudad. Siempre me gustó conocer sus rincones y sus historias. En esas mañanas de descubrimiento, parábamos en una de sus calles para tomar un jugo y mirar a la gente pasar.
Aún continúo yendo unas veces en familia y otras con amigos y no dejo de ver el Centro Histórico con un profundo cariño. Hace poco, mientras caminaba cerca de la Plaza de la Independencia una esquina con letreros de pizarra me llamó la atención y entre a tomar un café con una amiga. El lugar respeta su entorno colonial y sus paredes incluso exponen los cimientos originales de 1565 al igual que la estructura de su techo, que tiene cerca de cien años.
Después de tomar un té de mortiño sentada en un balcón típico quiteño y ver pasar la vida del centro contemporáneo, pregunté por el dueño del lugar. Esa misma tarde, tuve la suerte de poder conversar con Diego Castillo y enterarme de que este nuevo espacio de cafeterías y tienda artesanal es parte de Galería Ecuador. Un negocio que decidió crear una nueva propuesta de locales en los que además de encontrar artesanías nacionales, también se pueda pasar un momento de ocio en sus espacios de cafeterías.
“Creamos nuestro primer local hace más de 20 años en el aeropuerto de Quito, desde entonces hemos pasado por varias pruebas y varios errores también”, contaba Diego mientras tomaba su taza de té. Diego recuerda todos los detalles de cuando decidió apostar por su sueño, en el que los artesanos puedan contar con un lugar donde exponer su trabajo además de comercializarlo.
Así nació la idea de tener un punto de venta donde extranjeros puedan encontrar productos de trabajo artesanal de buena calidad. Y que con el tiempo se ha ido expandiendo para también ofrecer otros servicios que tanto extranjeros como locales puedan disfrutar. Puedes ir a Galleti por una taza de café o para probar diversas clases de té en Mi Té, ir por por una caja de chocolates con premio internacional o si deseas, sólo a sentarte en ese lindo balcón que tienen para observar la ciudad .
En todos sus puntos de venta, cuentan actualmente con el trabajo de más de 300 artesanos a los que además de brindar un espacio, también brindan asesorías sobre mejora del producto y su exposición. Todo, con el compromiso de respetar la tradición de los objetos y sus artesanos.
Bajo esa misma concepción, le dedicaron mucho tiempo y empeño a la decoración del local del Centro Histórico, para que no perdiera sus elementos esenciales. “Desde que tuvimos la oportunidad de contar con este espacio, nuestro compromiso y reto siempre fue rescatarlo, picar hasta llegar a la piedra original y sentirnos orgullosos de poder ser parte de ello con nuevas propuestas locales”. El origen de los productos es lo que más importa, por eso también cuentan con talleres para realizar y degustar tus propias trufas. También han ofrecido otros cursos con baristas profesionales, en los que te cuentan toda la cadena de valor del café ecuatoriano.
“La valía más importante es creer en el trabajo nacional, la capacidad que tenemos de generar productos de valor y calidad”, dice Diego, pero sobre todo el que los puedas disfrutar, ya sea adquiriendo uno y decorando un espacio de tu casa o regalándote un tiempo, para sentarte en una mesa, sentir el olor del café y dejarte llevar por la vida en el centro de Quito.