18 Mar Lo esencial va más allá del consumo
Texto: @_more_cardona
Artes: @jaimedavidmorenocoronel
Después de cumplir más de un año sin comprar ropa y al ver las reacciones de asombro de algunas personas al contárselo, quise compartir algunas experiencias y pensamientos que he tenido. Este objetivo que me he planteado ha podido llevarme más allá de lo que fue creado.
1.- Todo es un proceso… reconocí la importancia de ser amable y agradecido.
Cuando converso con otras personas sobre no comprar indumentaria en un año una de las reacciones más frecuentes que escucho es “yo no podría”. En realidad, es muy complejo lograr o ponerse una meta si nos sentimos incapaces, o que estamos condicionados a fallar en el intento. Ser amables con nosotros y saber que estamos habilitados con todas las facultades para lograr algo no solo ayuda a tener un mejor consumo, sino que también a buscar y dar lo mejor de nosotros. Esa mirada positiva lleva a la gratitud de la abundancia que nos rodea. Hay que tomar en cuenta que, el hecho de plantearse un reto de no comprar es por que, en realidad, ya contamos con todo lo que necesitamos. Reconocer que el deseo de “querer más” es una dependencia que va más allá de la necesidad.
2.- ¿En qué momento normalizamos el consumismo de moda?
En cuestión de un par de décadas hicimos que la moda esté directamente representada por un excesivo consumo. Realizar compras constantemente es símbolo de estilo, e incluso una especie de terapia para sentirse mejor con uno mismo. Desde diversos personajes que nos han presentado en series de tv, cine y eventos como alfombras rojas o pasarelas, nos han expuesto a un mundo diverso que cambia de colores, escenarios y formas en pocos meses. La idea de que una persona con estilo está directamente relacionada a la cantidad de
prendas que tiene en su closet y el nombre de sus etiquetas, ha hecho que nuestro consumo de indumentaria aumente en un 60% en los últimos diez años. Una década en la que el modelo de fast fashion se terminó de consolidar a escala global. Un negocio que además de ofrecer prendas de tendencia en corto tiempo, lo hace un precio bajo. Nos olvidamos muy pronto de que comprar indumentaria es una inversión y que, en realidad, tiene un costo que no necesariamente es tan bajo. Así como hay cosas que llevan su tiempo hacer. De repente ya no solo se trata de temporadas en las que por utilidad cambiamos nuestras prendas. Más bien se trata de una necesidad de comprar, porque es nuevo o porque está en oferta. Eso sin contar que hay marcas que renuevan su colección cada 15 días. ¿Podemos tener un tiempo para digerir todo esto? ¿Realmente es necesaria tanta producción de prendas de vestir?
3.- Siempre es un buen momento para comenzar
Hay veces que estamos esperando constantemente el momento ideal para realizar algo. Pero ¿Cuál es el momento ideal? ¿Esperar ese último evento para el que se compra una prenda nueva, la última temporada, el último gusto? El único momento que existe es este. No importa si se falla en el intento, pero siempre es un buen momento para comenzar. Además, no toma mucho tiempo ver los beneficios de saber que tenemos lo que requerimos; que estamos ahorrando dinero y tiempo; que hay menos ansiedad al momento de ir a centros comerciales o eventos; que hay muchas maneras de aprovechar una prenda, o que somos más exigentes con las cosas que vamos a adquirir. Los beneficios se manifiestan pronto.
4.- Ciertas ideas se derrumban a la par que otras se construyen
Durante el proceso es sorprendente cómo se concientiza sobre las prendas que tenemos. Se reconoce e incluso aprecia aquellas con las que más nos identificamos, las que nos son útiles, versátiles y que por ende forman parte de nuestro estilo.
Normalmente usamos 1/3 de nuestro closet y, justamente son aquellas con las más nos sentimos cómodos. Ahora, al momento de pensar en una compra reconozco con mucha más claridad el tipo de prenda que busco, para qué y qué tan útil podría ser. Tengo mucha más consciencia de lo que compraría. Lo que me ha llevado a percatarme que después de esta experiencia estoy mucho más interesada de adquirir prendas nuevas bajo otros formatos. Desde tiendas y ferias de segunda hasta intercambiar prendas con otras personas con las que compartamos estilo. Siempre he creído que la moda es una expresión de lo que somos como individuos y sociedad. Ahora me cuestiono más sobre lo que representa consumir desmedidamente frente a valorar cuidar y apreciar. Una pequeña experiencia me ha
hecho reconsiderar la realidad imaginada que hemos construido alrededor de la moda y con eso el modo en el que decido convivir con diversos aspectos de mi día a día.
Un agradecimiento especial a Jaime Moreno que colaboró en los artes de esta nota.