27 Abr Mi nueva manera de vivir la indumentaria
Después de un viaje de varios meses en los que pasé a estar con las piernas cubiertas de nieve, soportando temperaturas de 34 grados, mi relación con la moda y la indumentaria ha adquirido un nuevo significado. O tal vez solo he visibilizado ciertos aspectos básicos que estaban ocultos, o quizás me he dejado llevar, hasta el momento, por la sensualidad de lo inmediato, barato y estético.
La indumentaria, más que la moda, guarda muchos códigos y simbolismos. De alguna manera brinda la posibilidad de pertenecer a cierta cultura, ideología y -hoy por hoy- crear una vida paralela en redes sociales. Todas las manifestaciones que se pueden tener son extremadamente diversas y resultar apasionantes, para algunos, y extremadamente banales para otros. Aunque puede ser muy cautivadora y superficial, la verdad es que todos llevamos al menos una prenda de vestir el 80% del día. Y, sobre todo, hemos hecho una decisión consciente de lo que escogemos llevar o no, lo que buscamos representar o a qué pertenecemos.
Durante este tiempo de viaje tuve que cargar una maleta con espacio limitado. Y de eso aprendí varias lecciones. Desde ser muy selectivo con las prendas que se escoge, hasta priorizar por completo la funcionalidad de la indumentaria. Reconocer aquello que nos hace sentir especiales o eso que, simplemente, es inevitable usar todos los días, porque es lo que cuida y protege.
Caminando por varios senderos de montaña y perderme en grandes ciudades, recordé que la indumentaria nació 100% como un elemento de protección para el cuerpo. Era un tema de supervivencia y cuidado ante el entorno, y siento que sigue siendo así. Pero me pregunto: ¿A qué estamos sobreviviendo? ¿A una imagen perfecta?, ¿Al clima?, ¿Al día a día?, ¿A la foto que posteamos?, ¿A cómo queremos que nos vean?, ¿Al interés en redes?, ¿A los likes?
Todas estas circunstancias hicieron que valore mucho más cada una de las prendas que me cobijan, que me protegen y me hacen sentir bien. Mientras más pasaba el tiempo, más me percaté de las historias de esas prendas, los momentos que me han acompañado y la conexión que he generado con ellas. No sé en qué punto muchos hemos dejado de tener un vínculo con las cosas que tenemos y muchas veces hacemos. ¿En qué momento comenzamos a comprar solo porque algo se ve bonito sin cuestionarnos si realmente lo necesitamos o no? ¿En qué momento la moda dejó de ser algo funcional para ser algo que acumulamos en nuestros armarios según tendencias, más que temporadas?
Siento que hoy hay tanta oferta que incluso nos confunde más. Hay moda rápida que te habla de algodón orgánico; camisetas hechas en masa que te hablan de feminismo; ferias de segunda que motivan a la gente a comprar más para que luego puedan vender más… Todo es un contrapeso que hace que sea muy sencillo perdernos. Dentro de toda esa diversidad de oferta y conceptos lo que he aprendido es buscar un sentido y conexión con las prendas que tengo. Así sea de moda rápida, tener una conciencia de dónde viene, lo que eso simboliza y representa, además de hacer un compromiso con usarla frecuentemente, cuidarla, darle una buena vida… De alguna manera, responsabilizarme de los bienes que adquiero.
Para mí, ha sido un reencuentro maravilloso con mis prendas y la manera en la que comienzo a ver la moda y la indumentaria. Sobre todo sentir que tiene una función, que puede emocionar y significar; más allá de lo que se diga en las revistas, en las pasarelas, en los blogs o en las redes. La indumentaria que usamos, sí es una extensión más de nosotros. Solamente que ahora, bajo esa emoción y justificación, nos han vendido la idea de que debemos tener más y más para tener estilo o estar a la moda.
En ciertos momentos sí es muy sencillo querer tener distintos looks todos los días, promocionar marcas o simplemente tener una armario lleno, o por otro lado tener un closet 100% consciente, de calidad y minimalista. Este es un mundo que a medida que crece más nos hace querer muchas cosas. Pero en esta experiencia, solo he escogido sentir una conexión y exploración constante de mi relación y significado con lo que escojo como mío.