El regalo de permitirse sentir

 

A Sofi Lira la conocí hace más de diez años. En ese entonces ambas trabajábamos en producción de eventos; recuerdo nuestros celulares sonando cada diez minutos, tener que estar en varios lugares en pocas horas, horarios en los que el sueño era escaso, entre otras cosas.

Esta vez me encontré con ella en su casa; rodeada de plantas, perros y espacio para compartir una taza de té mientras hablamos de la belleza de darse -justamente- un tiempo y respirar. Hace más de cinco años fundó el Hot Flow Yoga, un estudio que hasta el momento ha recibido a más de 4 000 personas, y desde entonces ha dado un giro de 180 grados a su vida. Dejó atrás sus estudios y profesión en producción, volcó su vida a su salud mental y física, se permitió dejar llevar por sus instintos, aun sin tener nada claro. Escogió diseñar su vida con un sentido más profundo de lo que es la estabilidad laboral o económica. Se la jugó y lo continúa haciendo en medio de la incertidumbre donde el equilibrio real es reconocer el presente y permitirse disfrutarlo.

 

¿Qué fue lo que te motivó a dar este giro en tu vida?

 

Yo había estudiado producción de cine; luché por cuatro años por tener mi residencia canadiense y antes de irme me invitaron a una ceremonia de Temazcal. Fue ahí que una voz dentro de mi floreció y fue clara; sabía que de alguna manera debía ponerme al servicio y que sería a través del yoga.

Después salí del país, viajé por un tiempo. Tuve la oportunidad de estudiar con distintos maestros, de encontrarme en lugares llenos de naturaleza, conocí a la pareja con la que compartí varios años y me acompañó en este proceso. Todo se fue dando de manera natural, fluida y la vida ha sido generosa de vuelta hasta que pude crear el Hot Flow, que ha sido un espacio donde muchos compartimos y sanamos juntos.

 

¿Cómo se siente el dejarlo todo, por seguir esa voz? ¿Sentiste miedo?

 

Hay historias que suenan mágicas y perfectas. Pero nada es sencillo, hay mucho camello detrás y mucha inestabilidad también. En la parte económica, por ejemplo, no es que cuente con un salario fijo. Pero a medida que te entregas a otras cosas, la vida también te responde con otras. Podré no tener una estabilidad económica, pero nunca me ha faltado nada. Eso abre la puerta a apreciar ese amigo que te invita comer, la persona que te hace trueque con indumentaria, masajes y otras cosas más. Todo está en una constante transición que tiene que pasar.

El miedo es normal, pero creo que llega un momento en la vida en el que es inevitable seguir esa voz. Si no lo hacemos nuestro cuerpo enferma física y mentalmente. Ese riesgo me parece mucho mayor.

 

 

¿Cómo ha sido el proceso en estos años?

 

Desde que inicié este camino hasta el día de hoy he tenido muchas satisfacciones. No solo es emocionante compartir y disfrutar de hacer yoga; aquí también muchos compartimos nuestras emociones. Todos los días aprendo de los profes y hay veces que, sin darme cuenta, mientras hablo en las clases que doy me encuentro a mi misma. Sin planificar; al exteriorizar con amor uno mismo tiene las soluciones y ese es el camino.

También, desde que comencé he tenido detractores y críticas. Que lo que hago no es yoga, que se debería mantener cierto purismo, etc. Pero dentro de esto  también ha sido mágico ver que esa flexibilidad del yoga puede llegar a ser de pensamiento también.

Me he visto y sentido como un canal para mis estudiantes, hemos aprendido juntos en un sentido más humano, creo que es lo que más importa.

¿Qué es ser más humano para ti?

 

Ser vulnerable. Incluso sentir miedo. Cada clase que he dado ha sido un encuentro conmigo misma. Es un regalo permitirse sentir y compartir. Hay la idea de que los profes de yoga tenemos todo equilibrado y perfecto. En realidad, todo el tiempo estamos sintiéndonos y aprendiéndonos, también tenemos nuestras cosas. Esa vulnerabilidad es algo que no dudo en compartir con mis estudiantes; va más allá de cualquier postura.

¿Cuál es el reto que tienes ahora?

 

Más que poner una meta, me enfoco en el presente. En este momento solo pienso en mantener y sostener todo esto. Hay veces que nos visualizamos mucho en el futuro, pero en este momento estoy enfocada en el aquí y ahora. Mi voz interna, sigue presente y este es el servicio que he decidido llevar. El reto es dejarse vivir este momento y reconocer la belleza de agradecer que en realidad estamos completos y no nos hace falta nada. Este cuerpo, esta piel, esta mente es capaz de cualquier cosa. Y no me refiero a un emprendimiento, sino a esa estabilidad de cuerpo y mente. Es algo que se debe cultivar y como todo en la vida requiere de dedicación y constancia.

 

¿Algo que estás aprendiendo ahora?

 

Estar incómoda y no hacer nada. Por lo general siempre aprendemos a movernos y hacer cosas, pero a veces también hay que aprender a no hacer nada… eso está siendo un gran aprendizaje para mi.

 

¿Qué es algo que recomiendas que todos podemos hacer para mejorar hábitos?

 

En general, creo que es importante agradecer. Hay veces que comemos y no nos damos cuenta de todo lo que tuvo que pasar para que esa comida pueda llegar. No nos dejamos sorprender y cada cosa que pasa alrededor es un regalo, que depende de nosotros cómo asimilarlo.

 

¿Qué opinas del consumo de indumentaria?

 

En realidad, las inversiones económicas de ropa no son una prioridad. Por lo general invierto más en cosas que puedan estar relacionadas a la energía. Piedras, accesorios, aceites esenciales. Desde que comencé a preocuparme por mi crecimiento personal hay cosas que ganan mucha importancia, y otras las pierden. Te das cuenta de que realmente no se necesita nada más y eso; es liberador.