24 Ene El fulgor, un paso de fé.
El significado de confianza puede ser abstracto para muchos y a la vez tener un sentido que nos une a todos. Una sensación de entrega en lo que se cree; en la que a pesar de la incertidumbre existe una seguridad que nos impulsa a sentir y crear.
Después de conocer el taller de Alejandra Cornejo creadora de El Fulgor esa sensación de confianza atraviesa toda la experiencia. Una de mis mayores motivaciones para conocer el espacio de esta creadora fue reconocer la confianza que sentimos todes quienes usamos una de sus joyas. Desde piezas de pequeño formato y cotidianas; amuletos con o sin piedras y piezas statement que acompañan momentos especiales. La esencia de El Fulgor guarda la tradición y mística que tienen los metales como la plata, con la destreza de crear diseños orgánicos y de personalidad.
Si hay una semilla, por la que todo inicia, esa es la confianza. Desde el momento de tomar la decisión de dejar de ejercer la arquitectura, renunciar a su trabajo y determinarse en ser joyera. Teniendo en cuenta que los espacios académicos alrededor de la joyería en Quito se basan en el oficio y técnica más que la teoría, conceptos de diseño y no necesariamente vienen acompañados de un título académico tradicional. Alejandra inició por aprender junto a Edwin Páez en un taller en el centro histórico de Quito.
Estudió por dos años y medio. Cuando terminó sus talleres de joyería decidió comprar material y herramientas para trabajar desde su casa y llegó la pandemia. “Si soy honesta, tuve mucha suerte -dice Ale- además de estar segura podía trabajar de cero con todo el material que había comprado”. Fue una época de concentración ensayo y error donde comenzó a crear los primeros de varios diseños icónicos con los que la marca ya cuenta: los aretes arcoiris, serpiente, el collar Y2K y anillos que con un toque brutalista y arriesgado logran un balance con lo delicado de una joya.
Cuando habla de sus decisiones y el desenvolvimiento de su marca lo hace con mucha calma y gratitud. Con la serenidad de alguien que ha confiado en cada paso del proceso permitiendo que su crecimiento tanto en destreza de creación así como de experiencia administrando su marca sean honestos. Desde tener una cuenta en instagram, participar en ferias, contar con puntos de venta permanentes; hasta ser admirada por clientes sin importar género, edad, profesión.
Cuando la visité en su taller, ya nos habíamos conocido hace algunos meses. Ella forma parte de las joyeras que habitan CASA KIKI. Trabajamos muy de cerca y es una marca que está en constante ascenso. Al revisar qué es lo que hace todas admiramos y reconocemos su disciplina que viene de la misma pasión que siente por la joyería; así como por emocionarse de conectar con sus clientes y aprender cómo manejar su negocio. No tiene miedo a probar cosas nuevas a escala creativa y comercial; cuando su marca se convierte en equipo confía en cada una de nosotras y nosotras en ella. Ahí es cuando notamos que trabajar con cariño, comunicación y confianza hacia tu marca y las personas que están alrededor de ella crea lazos fuertes.
Cuando pienso en el significado literal del fulgor como ese resplandor al que todos queremos entrar. Pienso en ese paso de fé que damos en medio de la incertidumbre y lo maravilloso que es sorprenderse de los posibles resultados. Ale dió ese paso y ahora las posibilidades son infinitas.
Dato curioso. El nombre de la marca surgió a partir de la canción El Loco de Babasónicos.
https://youtu.be/a2cKv33Gkks