11 May ESPACIOS COMPARTIDOS DESDE ARTE Y EL AMOR
Desde que conocí a Edgar Davila Soto he visto su colección de arte crecer así como he visto su crecimiento humano después de haber conocido y visitado a más de 100 artistas.
Su colección de arte, como su sentir, han adquirido una personalidad que hacen inseparables el uno del otro. Ambos, han atravesado diversos cambios y movimientos. Las obras han pasado por diversas galerías y Edgar también ha mutado de espacios y experiencias.
Sin embargo, son las paredes de su hogar las que siempre han sido la galería de un recorrido de más de cinco años, visitando artistas en Quito, Guayaquil, Loja, Cuenca Bogotá, Santa Marta, Miami y muchas otras ciudades. Su casa es la evidencia de cientos de obras que vienen nutridas de historias y anécdotas. Logrando ir más allá de una galería, para crear una experiencia que cuenta una historia de vida.
Para Edgar el arte no es un objeto inerte que cuelga en una pared, para él siempre ha estado vivo con una latente necesidad de ser compartido, hablado y reflexionado. Es así que en una casa que se confunde con el verde del bosque, Edgar ha encontrado el espacio ideal donde entablar esa conexión entre el arte, naturaleza y el don de compartir.
“Todo lo que hay aquí se unió y debe mantenerse unido con la intención de ser compartido” dice Edgar mientras sirve una taza de té que tanto bien hace en medio de la neblina del bosque. Esta es una casa con personalidad e historia propia, tiene más de dos 22 años y está rodeada de un río, un denso bosque, en algunos cuartos se puede encontrar grandes piedras de antiguas erupciones del volcán Cotopaxi, sus paredes mantienen la tierra y el trabajo técnico de décadas atrás, además de estar lo suficientemente lejos de la ciudad para escuchar el silencio.
Sus paredes son frías pero aún emanan la calidez que tienen los árboles del bosque que la rodean, y ahora también son el soporte del recorrido y documentación que Edgar ha realizado de manera independiente a cientos de artistas. Un viaje que continúa desarrollándose y creciendo tanto en cantidad de obras como en esencia humana que también es palpable en cada rincón de esta casa que lleva el nombre de Espacio Pueblo.
Un espacio que brinda la oportunidad de convivir con el arte, de reconocerse en historias, de encontrarse en el silencio y de conectar con esa profunda esencia de compartir. Sin importar que sea una visita corta, de pocas horas, o un estancia larga, de varios días, en ambos casos la calidez de Edgar está siempre presente con su amable sonrisa y su calidez humana que permite aprender no sólo de las obras que lo acompañan; sino que también de su esencia.
Y vaya que es cierto, este hogar más que una casa es un Espacio Pueblo.
Puedes seguir a Espacio Pueblo en su cuenta de Instagram como @espacio.pueblo y a Edgar Davila Soto como @edavilasoto