164 artesanas exponen su trabajo en San Francisco de la mano Cuyana y Ángeles Ortiz

Desde que tuve mi primer encuentro con Cuyana y una de sus Co fundadoras, Karla Gallardo, ha sido un referente de la importancia de pensar en productos y diseños de calidad. Su apuesta siempre ha estado enfocada en prendas y accesorios hechos a mano por artesanos con materia prima de primera línea y diseños atemporales (link). Es una marca que reconoce el valor de hacer las cosas con sentido, diseño y orden.

El valor del trabajo artesano es parte de que lo garantiza su calidad y filosofía de marca. Desde el día uno han encontrado en el valor y apreciación del trabajo artesano una de sus principales esencias de marca.

 

Esta vez, dentro del contexto de San Francisco Design Week, Cuyana vuelve hace evidente de este vínculo tan cercano que tiene con las personas que confeccionan cada uno de sus artículos. Su punto de venta, en dicha ciudad, será la sede y promotora principal de una instalación que expondrá el trabajo de 164 mujeres de la Asociación Maria Auxiliadora del cantón Sígsig.

 

La muestra expondrá 164 piezas. Cada una de ellas tiene un trabajo de aproximadamente ocho horas, con distintos grados de densidad. La instalación, diseño y curaduría está a cargo de la diseñadora de producto Ángeles Ortiz, también ecuatoriana. Ha expuesto en contextos como el Milán Design Week y Design Miami / Basel, caracterizándose siempre por una cercanía a propuestas culturales. Su trabajo es evidencia de una armonía entre diseño formal y las influencias de la artesanía ecuatoriana.

 

En esta ocasión, además de trabajar con la Asociación de mujeres artesanas también contó con un equipo de de trabajo que incluyó a Estefanía Bravo (video maker), Vicente Manssur (fotografía), Nicole Malakouti (diseñadora de producto) y Pedro Coello (arquitecto) que convivieron en la comunidad de Sígsig en Azuay. “Sin duda fue una experiencia gratificante para todos, pues aprendimos a convivir con las artesanas. Ellas tienen una asociación que es casi como una hermandad y nos hicieron parte de ella. Para mí es un honor poder hacer un homenaje a estás mujeres con las que tuve la oportunidad de conversar, reír y colaborar”.

La instalación que estará abierta al público de 20 al 30 de junio. Consiste en una estructura de madera que sostienen los 164 tejidos, hechos a mano. Cada pieza tiene un sentido personal; cada una de ellas fue hecha por una mujer quien le dedicó tiempo y técnica, como parte de su cotidianidad. Todas las piezas tienen colores naturales. La pieza final mide alrededor de 6.30 metros y va acompañada por un tablero en el que se exhiben las fotografías del proyecto y del proceso que lo acompaña.

“Este proyecto busca dar visibilidad a la artesanía ecuatoriana y a las comunidades femeninas del Ecuador. La pieza también habla del tiempo, pues no solo los tejidos son hechos a mano, las piezas de madera de la estructura han sido realizadas a mano por un maestro artesano que tiene más de 60 años de experiencia. La pieza habla de la paciencia, de crear algo análogo en un contexto en el que cada vez los procesos son más efímeros”.

Más allá de ser un espacio que expone el objeto y sus procesos es una evidencia de cómo las técnicas y conexión con ellas persisten y resisten. Nos brindan un nuevo contexto para apreciar las cosas hechas con tiempo y el verdadero valor de conocimiento en medio de un oferta saturada de prendas que más allá de su estética no tienen rastro de las personas que estuvieron detrás de ellas. Estos espacios invitan a valorar cada detalle de las piezas, a reconocer la intención de cada tejido y textura con conciencia de que fueron hechos a mano. Y quién sabe, con suerte, reconocer nuestras propias intenciones de compra.

FOTOGRAFÍAS DE LA NOTA POR  VICENTE MANSSUR  CORTESÍA DE CUYANA