17 Feb Zapatos con diseño, funcionalidad y tradición
El día que recibí un mail de Fernando Echeverría contándome de su trabajo como diseñador de zapatos, me sentí muy conmovida por la calidad de lo que hace, sus ideas y propuestas. Todos los colores de sus campañas atraparon mi atención buscando los detalles de la confección de sus zapatos. Varias capas de cuero, con varias tonalidades y texturas muy poco comunes hicieron que me sea inevitable en plantear una cita con el.
Aproveché que se encontraba en Quito, ya que el vive en Praga, y nos citamos en la cafetería Jervis. Al primer segundo y solo con el saludo hice “click”. Es muy amable y muy atento también, de los caballeros que todavía te mueven la silla para sentarte. Al estar junto con el no pude contenerme el preguntarle si tenía consigo uno de sus zapatos. Mientras metía sus manos en una bolsa de tela solo sentía mucha emoción de por fin verlos en persona.
Eran blancos, con distintas capas de materiales y colores.. Una de las cosas que más me llamó la atención fue su suavidad. Para la fabricación minuciosa del calzado que Fernando diseña, utiliza insumos de alta calidad. Todo el cuero es italiano, certificado y sin tóxicos; su suela es hecha en ecuador, con forro de cuero y cordones de lino checo.
Realizar un trabajo de esta calidad y con una propuesta estética tan original lleva por detrás todo un proceso académico que ha tomado años de preparación, además de una tradición familiar. Los abuelos y padres de Fernando nacieron en Cotacachi y por generaciones, su familia ha trabajado con cuero.
Pese a que sus padres fueron los únicos de su familia que no se dedicaron al oficio, Fernando nunca olvidó todos esos momentos en que veía a su abuelo trabajar con cuero y lo mucho que le gustaba. Por eso, para cuando llegó el momento de escoger una carrera universitaria, Fernando sintió que podía revivir su capacidad creativa estudiando Diseño de Productos en la Universidad Católica, en Quito.
Su decisión, le dio beneficios académicos, en particular cuando se le presentó la oportunidad de viajar a Republica Checa para estudiar Fashion y Footwear en la Academia de Artes y Diseño de Praga. Cuando habla de todo su proceso de admisión, es emocionante saber que uno de los feedbacks que le dieron al entregar su portafolio -que era muy fuerte en el trabajo de patrones, color y geometría- encontraron en él un profesional con ideas frescas y con un gran potencial de renovación en diseño.
Para Fernando, vivir en Praga implicó un proceso de adaptación complejo, comenzando por el idioma, por ser el único hombre, por ser mayor al resto de estudiantes, entre otras cosas. Pero él sabía que todo el transcurso valía la pena por todo lo que significaba. Sabía que tendría oportunidades de trabajar y así fue. Aparecieron proyectos para Intel o propuestas para el Mercedes Fashion Week.
“Todo fue muy enriquecedor, pero sobre todas las cosas, fue valiosa la oportunidad de hacer lo que siempre soñé con un conocimiento al que no siempre tuve acceso”. Es aquí donde Fernando pudo perfeccionar toda su técnica de patronaje, el uso de herramientas tradicionales, así como en general, toda su técnica de diseño.
Al hablar de estos temas no pude evitar sentir la importancia de la academia en la profesionalización del diseño. Ver las oportunidades que Fernando ha tenido a partir de su formación académica, es una muestra del valor que tiene estudiar en un lugar donde tu trabajo puede ser visto por otras personas ligadas al tema.
Un día, al trabajar como asistente de Martin Lawart, éste le surgió la idea de fusionar diseño con la tradición de hacer zapatos y desarrolló su producto estrella. Fue así como su tesis involucró footwear e indumentaria. Pero uno de los retos más grandes fue desarrollar productos funcionales. “Muchas veces estamos acostumbrados a diseñar. Aquí aprendí a limpiar el diseño, eliminar cosas que no son útiles, hacerlo más estético y funcional”.
A pesar de que tuvo la oportunidad de comprar telas, buscó realizar una investigación de simbología de patrones tradicionales del Ecuador para generar un diseño textil. Realizó una colaboración con una diseñadora de textiles de la academia y confeccionó más de 60 metros de tela con artesanos de Lo realizó en Peguche.
Como verán, el trabajo es impecable y es una de las pocas veces que he visto un diseño local que haya logrado adoptar la esencia de una inspiración, en un diseño propio, sin ser literal y generando una propuesta. Actualmente su marca se está posicionando en el mercado checo. Cuenta con una tienda de colectivo de diseño independiente que de ha poco se ha hecho de clientes frecuentes.
Conocer a Fernando fue una gran experiencia. Su conocimiento y experimentación en el diseño se siente en cada detalle que crea y sobre todo siempre me emociona conocer a buenos profesionales que se han desarrollado con una visión clara de lo que desean hacer como marca. Su trabajo, sus propuestas y su promoción lo dicen todo: su pensamiento es integral.