18 Nov Un viaje de diseño
Conozco a Cinthia desde hace más de diez años. La recuerdo desde pequeña riéndose, hablando con pasión sobre diseño. Cuando mirábamos telas, como si tuviese una lupa en la mano, encontraba una y me decía con plena seguridad: “esta es perfecta para una idea que tenía hace meses en la cabeza”.
Su importancia en mi vida es grande. Cinthia, junto a mi hermana son las personas que influyeron en mí para entrar en el mundo de la moda y estudiar algo que me relacione con él. Las recuerdo a las dos conversando sobre ideas y experiencias de sus viajes, mientras yo me sentaba a admirar su gusto indescriptible. Siempre dispuesta a inventar nuevos proyectos, es una de esas personas que si no hace algo con sus manos puede perder la razón.
“Siempre he creído que el diseño es un defecto del carácter –me dice entre risas-. Los diseñadores somos seres inconformistas, siempre en búsqueda de algo más, una idea que se pudo mejorar, nunca satisfechos y en busca de algo más. Ser diseñador es siempre buscar una perspectiva personal”.
Cinthia nunca se ha conformado con no saber hacer algo. Desde pequeña le gustaba hurgar entre las herramientas y repuestos de autos de su padre y cuándo le preguntaban para qué agarraba cosas de ahí, ella respondía que era para armar el motor de su auto. Y en realidad, ella sentía que realmente podía hacerlo. Se sentaba en su cuarto y manos a la obra, durante horas, días, e incluso meses.
No, su motor nunca funcionó. Nunca logró armarlo, pero su gusto por modificar y crear se mantuvo. Así, a inicios de los 90 se había empeñado en estudiar diseño. Una época en que estudiar esa carrera ‘moderna’ era algo impensable, una pérdida de tiempo y una decisión demasiado arriesgada. Fue así que las ideas y las presiones de parte de los papás, la llevaron a estudiar economía. Todo bien, la carrera duró dos años hasta que decidió sólo nunca más depositar el cheque de su matricula porque no era lo que quería hacer con su vida. Habló con su papáy se puso a buscar una nueva carrera. Así encontró al diseño de modas.
“La moda es lo más cercano al cuerpo y a la individualidad, a través de la moda he logrado comprender mucho de la historia de la humanidad y nuestro desenvolvimiento social. No solo piensas en algo que se ve bonito o no, lo entiendes como parte de lo que somos como personas y como sociedad”, cuenta con firmeza sobre su decisión. Barajó algunas opciones, Nueva York, Francia, Londres, Japón… pero Italia fue la que más le gustó. Más de cuatro años de estudio en la Marangoni (que está dentro del top tres de las mejores universidades de moda en el mundo) y en la Secoli en Milán, la hicieron fuerte en su área y capaz de potenciar sus aptitudes al máximo.
Esta experiencia marcó su vida no solo por lo que aprendió, sino por cómo lo hizo. “Viajar es la mejor manera de inspirarse, además que los italianos tienen un amor puro por el detalle y la belleza, se lo sentía comenzando en las calles hasta en los museos”. Para esto, Cinthia es una de las personas que conozco con más viajes en su pasaporte.
Su vida ha sido un ir y venir entre aventuras y nuevos proyectos. Como toda una emprendedora, Cinthia volvió a Ecuador para hacer de todo. Vestidos de novia, asesorías a empresas, trabajos publicitarios, todo. Así alcanzó a ahorrar para nuevamente emprender el viaje, pero sin fecha de regreso. Visitó varios países. Se fue a Colombia, como también se fue a China. En medio de todo esto, creó su propia marca y vive así la libertad de continuar con su viaje, siempre inconformista y espiritual.
Cuando la conocí, diseñaba ropa y me fascinaban sus prendas. Siempre muy arquitectónicas, había veces que no sabía cómo llevarlas (¡me costaba saber dónde meter el brazo o la cabeza!). Se inventaba tops que se transformaban en faldas o blusas que se podían llevar como bufandas. ¡Me encantaban!
Ya son algunos años de eso y aunque extrañemos mucho sus diseños de moda, todavía deben esperar. Si bien Cinthia continúa con su marca, desde hace un año el enfoque es diferente. Ahora su mirada está en los accesorios. Es que se adapta mucho más a su forma de vida. “Cuando viajo, me resulta más sencillo poder traer insumos de accesorios que de textiles, además que los accesorios son parte primordial de otras culturas”, cuenta Cinthia y me muestra toda una gama de accesorios irresistibles a tocar y mirar con detalle.
Eso no quiere decir que sus diseños son una réplica de lo que vio o vivió en sus viajes. Reflejan más bien, la manera en que se sintió en determinados lugares, en lo su perspectiva a la hora de escoger y fabricar objetos nuevos. “Siempre busco que otras personas se queden con curiosidad, que sean inconformistas que busquen viajar, ver libros, preguntarse cosas nuevas…”.
Precisamente, su última colección se inspira en el viaje que realizó a parte de Sudeste Asiático y a la China. Los colores, sus creencias, su modo de vida se siente en cada uno de los diseños e incluso en su casa. Pese a estar en Quito, visitarla es como trasladarse a un lugar espiritual, con todos los espacios limpios claros y con colores vivos que van muy bien con su sonrisa y sus manjares gastronómicos. Y en medio de todo eso, su inconformismo inspirador continúa influyéndome para jugármela por trabajar en eso que no es “tan rentable”, por viajar y conocer más.