19 Ago Los recuerdos y colores de Martina
*
Color, color y más color, eso es lo que más me atrajo del trabajo de Martina. Tal vez porque la primera cámara que tuvo cuando era niña fue de color rosa o por su sensibilidad a las cromáticas que han aparecido a lo largo de su vida. Las fotos de Martina tienen esa magia que refleja bien su energía, su alegría y la autenticidad de una práctica que ella la lleva como parte de su ser.
Desde pequeña amó tener un objeto que le permita documentar todo lo que pasaba en su entorno, en su familia, en las fiestas, en los paseos. Muchas veces se sentía la fotógrafa oficial de su grupo de amigas y amigos del colegio y bueno, en realidad le encantaba serlo. “Es emocionante ver todos los recuerdos que se crean con una cámara”, cuenta Martina, mientras conversamos, echadas en el patio de su casa. Recuerda, habla de la foto y sus ojos se iluminan. Pero –continúa su historia-, fue con el pasar del tiempo y los viajes entre Madrid y Barcelona que la fotografía evolucionó en ella, no solo como pasión sino más adelante, como profesión y decisión de vida.
En Madrid empezó a estudiar diseño de producto. Fue entonces cuando conoció a Lourdes Segade, profesora y mentora de Martina, y con ella vino el momento de entender la fotografía desde otro punto de vista. Realizaron varios proyectos que recuerda con cariño. Uno de los que más recuerda fue aquel en el que pasearon por las calles del Born de Barcelona para tomar retratos de personas. Ese periodo duró 28 meses de su vida. Ahí creó un nuevo vínculo con la foto y una nueva manera de generar recuerdos.
Martina siguió estudiando en España por un tiempo y más tarde regresó a Ecuador. Aquí ha logrado combinar varios estilos y gustos. Algunos de ellos representados por su amor a viajar y conocer lugares nuevos como lo hizo cuando visitó el Cuayabeno. Pero otra de sus facetas la ha llevado a trabajar en proyectos de marcas ecuatorianas de diseño, dos de ellas, Olga Fisch y DOMINGA.
“Con DOMINGA ha sido un proceso muy lindo y una experiencia enriquecedora al conocer todo lo que está detrás de una sus prendas, su gente y el empoderamiento femenino”, dice Martina, a quien le gusta trabajar con líneas afines a su forma de ser. También es partícipe deinvolucrarse con todos los elementos de la fotografía, sus protagonistas, su espacio y su vida. Acaso por eso, las campañas en las que ha trabajado junto a Olga Fisch reflejan esa naturaleza inquieta. La evidencia está en esas lindísimas fotos de fiestas folclóricas del Ecuador que han servido de documentación e inspiración y para continuar alimentando su amor por lo que hace. Por esos momentos que crea y guarda con tanto cariño.
