08 Abr La belleza de contar historias: Una tarde con Sara Andreini
“El Centro Histórico de Quito fue mi primera amiga y mi gran amor en Ecuador.”
Pocas personas iluminan su mirada con cada detalle como lo hace Sara al recordar momentos de su vida. Ahí están sus travesías infantiles a las afueras de su natal Venecia, así como los viajes que ha emprendido a los lugares más remotos de Ecuador.
Sara es un ser inquieto. Lo notas mientras camina de la cocina al comedor una y otra vez, mientras se prepara varios expresos o cuando habla por teléfono con ‘el suyo papa’. Sentada en el sillón de su sala, miro todos los detalles de su departamento ubicado en pleno Centro Histórico de la ciudad. Un lugar lleno de colores fuertes, texturas de las cerámicas hechas por ella misma, libros y cuadros de su roomate.
Apenas cierra el teléfono se sienta en la mesa. Toma un sorbo corto, cortísimo de café y empieza. “No se que decir”. Ríe.
Llegué a su casa por la sola curiosidad de conocer sus gustos y lo que hace esta italiana en medio de Ecuador. Entonces, la conversación sólo empezó a fluir entre tazas de café. Me di cuenta de su amor por el periodismo. Recuerda su amor por escribir desde pequeña, sin parar, su avidez por investigar. Claro, nunca se imaginó que su carrera como periodista la terminaría en Quito y que parte de lo que más ha disfrutado de su vida sería su estancia en Ecuador.
Sara es el vivo ejemplo de quienes no han nacido aquí y lo aprecian y disfrutan a plenitud. Cuando le pregunto sobre que lugares conoce le cuesta recordar todos los nombres. Entre tantas cosas que la han maravillado, -cuenta Sara con los ojos iluminados-, están las prendas de vestir y los accesorios que encuentra. Te das cuenta cuando miras su armario, casi como un lugar de tesoros: prendas de su abuela, otras halladas en mercadillos –que es de las cosas que más extraña de Europa- y accesorios que por sus texturas y detalles delatan ser ecuatorianas.
Esa es Sara, amante del periodismo, de los viajes, de contar sus historias con sus ojos iluminados irradiando belleza al caminar.