09 Jul Selva: una colección al año, un juego al año. Prendas hechas con conciencia.
Haciendo esta nota tuve un reencuentro con la indumentaria. Un regreso a replantear la relación que tengo y tenemos sobre ella.
Desde la casa estudio de María Puente Silva, en un lugar particularmente acogedor pude conocer a la creadora de Selva (@selvatailoring), una marca que realiza una colección al año durante los últimos seis con el objetivo de crear indumentaria hecha a partir de insumos reciclados, adquiridos en mercados de segunda mano, recuperando la tradición y técnica de la sastrería, además de eliminar el 100% de cualquier tipo de desperdicios textiles.
Mientras conversamos en la sala de su casa, un baño de sol que entraba por la ventana caía perfectamente sobre María. Eso hacia que el espacio y la experiencia de conversar con ella sea muy cercana y agradable. No todos los días se puede encontrar una visión tan honesta y sensible sobre la indumentaria, en la que la palabra “juego” parecía ser el destino de todo.
Para María, plantearse crear una propuesta que sea cero contaminante, pensando en: diseño estratégico, calidad de insumos y calidad de trabajo (refiriéndose a la ética laboral) ha sido un propósito muy claro desde el ámbito profesional y personal. Por un lado como diseñadora de modas y por otro desde su amor por lo lúdico, su pasión al rescatar oficios como la sastrería–que parecen perdidos– y sobre todo por pensar en las prendas de vestir como algo extremadamente cercano a las personas.
“La indumentaria es una forma más de expresión. Es el lenguaje que creamos hacia la sociedad, existe desde que el hombre ha existido –dice María– y hoy no le damos el valor que eso supone”. Para hacerlo María busca conectar desde distintas visiones.
Partiendo de crear prendas 100% únicas. De su colección de 70 piezas no hay una sola que se repita con otra; ni por talla, color o modelo. Cada una de ellas tiene una historia desde sus insumos hasta su confección. Para María la calidad es algo indiscutible; por ello, su búsqueda de insumos puede llevar años y tomar forma a medida que se realiza la colección. Sus telas vienen de viajes; como una especie de “tesoros textiles” que encuentra sin pensar o planificar. Pueden haber sido encontrados en una tienda de segunda mano de su viaje a Birmania o de prendas de ropa de segunda en Nueva York; en ese caso desarma la prenda para poder a utilizar el insumo nuevamente.
No hay un centímetro de tela que no haya sido usado en esta colección, incluso pequeños retazos fueron transformados en parches o etiquetas hechas a mano y aplicadas a la indumentaria. Mientras que las prendas fueron cortadas y confeccionadas una a la vez, casi todo nuevamente, hecho a mano.
Entre la calidad de las telas y las técnicas de la trabajo, la propuesta de María es probarse a sí misma que la creación de una colección sostenible es realmente posible. Así como la posibilidad de llegar a un mercado que realmente lo aprecie. Para esto, plantea la comunicación y educación como algo crucial. Siente que todos clientes y personas que han comprado más del 90% de su colección, en tan solo una semana, están consientes del trabajo que hay detrás de cada pieza y por eso le dan un valor.
“Todas las prendas son únicas y cada una puede ser personalizada según el cliente. Lo importante es que se sienta único, cómodo: además volver al oficio de la sastrería”. Para María el vínculo de una prenda con una persona es muy importante y es por eso que da tanto énfasis no solo a la personalización sino que también a la calidad y durabilidad.
Los materiales que utiliza han sido escogidos para tener armonía entre sí. Son fuertes y han sido hechos “para durar por décadas”. María dice que para pasar el invierno no se necesita llenar el armario de abrigos; basta uno o dos que sean de buena calidad y que duren por años.
Selva no es su proyecto de cabecera. Al trabajar una colección al año mantiene su propuesta natural, instintiva y lúdica; y a no tomárselo «tan en serio». Es maravilloso ver alguien darse el tiempo de disfrutar al encontrar sus insumos, darles un tiempo para saber como aplicarlos y continuar jugando desde su disfrute. En medio de tanta inmediatez es un oasis encontrar prendas que no son de negocio invisible, es indumentaria hecha con el propósito de generar una estética que va de la mano con una postura sobre la relación que hemos perdido con nuestras prendas de vestir. “Cuando haces las cosas sin querer –dice María– las prendas tienen una magia con la que te puedes conectar; así construyes tu propio lenguaje”.