13 Jul Un viaje espiritual  

A lo largo de nuestra vida todos pasamos por distintas experiencias, personas, trabajos, lugares, estudios… Todo esto forma parte de un viaje; uno que aunque no siempre logremos entender fue hecho para nosotros.

Cada viaje, como cada persona, es distinto. Lo importante es saber aceptarlo y vivir con el; esto hace que encontremos un nuevo sentido a todo lo que hacemos y el levantarnos día a día. No es algo sencillo de asimilar ni de ejecutar; todo requiere de mucha disciplina que nos ayuda a encontrar un equilibrio de cuerpo, mente y espíritu.

Este es el aprendizaje que tuve después de conversar con Paola García, una arquitecta de interiores con un viaje poco convencional y una energía particularmente armoniosa.

Desde que entré a su espacio, donde realiza sesiones de yoga terapéutico, una actividad que practica hace más de diez años, se siente una calidez especial. La luz del sol llega a todos los rincones y a ella le da una belleza particular al iluminarla mientras sirve una taza de té. Un gusto muy arraigado desde que vivió seis años en la India.

“Todo lo que viví desde pequeña ha sido por algo. Mi padrastro es diplomático, viajé y viví en distintas ciudades; yo creo que estaba destinada a vivirlas”. Desde Ecuador, Francia, Perú e India para retornar a Ecuador después de más de 20 años. Durante toda nuestra charla, Pao me hizo sentir que cada país tiene historias que han marcado en ella, sin embargo me atrevería a puntualizar en dos. El primero Perú, no solo por ser en el que más ha vivido, sino que también por que es donde escogió su carrera, arquitectura de interiores. Una profesión que fue crucial en su viaje en India ya que allí trabajó desarrollando bodas; pero que a lo largo del tiempo se transformaría en otro tipo de arquitectura, una que se fija más en la persona.

Cuando me habla de las bodas que realizó siento su emoción de ver como todo era “posible”, se movilizaba cientos de personas por generar espacios inimaginables además de toda la riqueza alegórica que se puede encontrar en este país. Pero así mismo vi en su mirada su frustración de ver y comprender que había otras realidades que van más de una boda mágica, eso hizo que Pao se replantee su trabajo y su misión en India.

Lo que le movió como persona fue la espiritualidad y la disciplina de buscar la armonía del cuerpo. “No es solo vivir y ver aspectos sociales que son fuertes, es también el cuestionarse y encontrarse hasta reafirmar quien eres”. Y lo suyo fue y es el yoga.

Esto le abrió un mundo nuevo, uno de bienestar y armonía que también le hizo cuestionarse e investigar más sobre la espiritualidad, estudió más a fondo budismo e hinduismo; aunque ella misma no considere que tenga religión, incluso su madre nunca realizó ninguna ceremonia religiosa, hasta que Pao se sienta lista para hacerlo.

Tuvo varios maestros, viajó por diversos templos e intensificó su disciplina de cuerpo, mente, alimentación, entre otras cosas. Todo esto dejaba nuevos aprendizajes sobre el cuerpo y la importancia de cultivarlo en todos los ámbitos. Hasta que llegó el momento de poder trascender estos conocimientos y brindarles su atributo como persona.

Desde que llegó a Ecuador, tiene una rutina de trabajo muy minuciosa, trata a sus pacientes de manera personalizada; se cuida a sí misma –hace lo que predica- además de crear un nuevo espacio donde pueda compartir junto a su socia María Isabel Matinez su modo de vida. Uno en el que el bienestar es algo que se cultiva desde lo espiritual, desde que aprendemos a vivir y convivir con nuestro viaje.